Prosiguen los perfiles personales e intransferibles del equipo de La primera noche.
Una de las primeras cosas que le dije a Edu al ficharle para el corto fue: “en el set sólo puede haber un Edu, yo, así que a partir de ahora te llamaremos Tomás”. Y a pesar de haber roto el hielo con semejante gilipollez, mi tocayo es de los pocos miembros del rodaje con el que sigo compartiendo cervezas regularmente. Hacen falta muchos Edus Pérez en un rodaje, por currantes y por generadores de buen rollo. Nosotros sólo teníamos uno, pero curró y generó buen rollo por veinte. Aparte de las risas que echamos en preproducción (y Dios sabe la falta que me hacía echar risas en preproducción), Edu es esa persona que cuando se descubre que nadie se ha acordado de comprar el traje de Papá Noel para la secuencia 17 y es un domingo de agosto a las cuatro de la mañana, se monta en el coche y te lo consigue. Para los que hayáis estado alguna vez en un rodaje, no hace falta decir nada más.
(Cuando veáis el corto no busquéis ningún traje de Papá Noel, eran unas barras de pan en diciembre, pero lo de las cuatro de la mañana sí es verídico).
Emilio García, jefe de sonido directo
Cantinflas. Cantinflas fue la clave. Al acabar una reunión de preproducción en mi piso, mientras el equipo charlaba, se conocía y algunos fumaban en el diminuto balcón, Emilio descubrió mi colección de películas de Cantinflas en la estantería de los DVD y exclamó “Esto lo cambia todo”. Y fue cierto. A partir de entonces, ese gallego serio y muy profesional siguió siendo igual de profesional pero pasó a proporcionarme algunas de las mayores carcajadas del rodaje. Siempre sentado a la izquierda del Padre, siempre tranquilo, ejerciendo de bálsamo para mí, siempre preparado para los “goles” logísticos que le tenía preparados, testigo de excepción de mi mayor momento de ruido y furia (sus cascos saben de lo que hablo), inesperada voz de la cordura en el episodio más crítico del rodaje. Como mezclador es escurridizo y me vacila mucho, pero para compensar hace unos filetes empanados de rechupete. Una gozada trabajar con este tipo.
Chechu Villafáñez, jefe de eléctricos
Donde otros veían un problema, Chechu encontraba dos o tres soluciones. ¿Para qué alargar esto comentando la bonhomía, sabiduría, humildad y experiencia de las que hacía gala mientras no paraba de trabajar? Repito: soluciones en lugar de problemas. Lo que hace falta en un rodaje.
Nani Oribe, maquillaje y peluquería
Incorporación de ultimísima hora, Nani no es maquilladora pero me hizo el favor y lo hizo genial, tampoco es actriz y me hizo el favor y lo hizo genial. Pero como le da vergüenza, ya que no es a lo que se dedica realmente, me ha hecho ponerla en los créditos como Nani O. Le dieron igual mis advertencias sobre su idoneidad como nombre artístico en el mundo del porno. Nani pisa fuerte allá por donde va, incluso intimida un poco cuando la conoces, parece que si te descuidas te va a comer. Luego descubres que tras sus míticas extensiones hay un corderito con acento uruguasho. Un corderito que si te descuidas, parece que te va a comer. ¿Señorita O., volverás algún día de Ultramar? Te esperamos.
No me olvido del resto del equipo: Ione, Sandra, Javi, Giuseppe, Juan (vídeo), Juan (micro), Jorge, Luis. Me encantaría escribir párrafos y párrafos sobre cada uno de vosotros, pero hay puestos con los que el director está más en contacto y otros con los que menos, por eso las anécdotas no abundan. Sabéis que valoro vuestro trabajo a muerte, y no por no tener unas líneas personalizadas es menos importante o valioso. Millones de gracias por haber formado parte de esta aventura, espero que la hayáis disfrutado.
En la próxima entrega, perfiles de algunos de nuestros inefables actores de reparto.