miércoles, 23 de mayo de 2012

La primera noche: Miguel & Alba

Publicado originalmente el 12 de enero de 2012 en la fanpage de Facebook de La primera noche.

Actores. Este es un corto de actores. Yo lo tenía claro, y todo aquel que leía el guión me lo recordaba. No se trataba de descuidar la forma, de iluminar y planificar de cualquier manera, para nada. Pero de poco servía currarse los planos, si lo que ocurría dentro de ellos carecía de la fuerza necesaria para transmitir la esencia de la historia. Encontrar a los adecuados era la clave del éxito. Y cuando digo los adecuados no me refiero a los más guapos o famosos, me refiero a los adecuados.

Alba, Miguel y yo quedamos en la estación de Metro y hechas las presentaciones yo me aparté un poco de ellos porque no quería esperar hasta la prueba para ver cómo interactuaban. Camino de mi piso, comenzaron a hablar del trabajo de Miguel como guionista en Museo Coconut mientras yo les observaba y empezaba a pensar que podrían funcionar como pareja artística.

Una vez en mi casa, tras romper un poco el hielo, empezamos a leer el guión. Yo les advertí que si me veían con cara seria no se asustasen. Hacía poco que una amiga (María, la jefa de producción), me había señalado que cuando estoy reflexionando tengo el semblante muy serio.

Tras una primera lectura, les di una sola indicación: esta historia no es naturalista, está pasada de vueltas, es un cartoon. No hizo falta decirles nada más para que en la siguiente lectura entraran de lleno en los personajes. Miguel se convirtió en Silvestre, el freak incomprendido, y Alba en Eva, la dulce misántropa. Alba no podía parar de reír con Miguel, a Miguel no le costaba demasiado mostrarse embelesado con Alba y yo contemplaba la magia brotando delante de mis ojos. En la secuencia en la que se supone que “surge la chispa” entre los dos personajes, yo me enamoré de ellos como pareja. Quería que fueran felices y comieran perdices.

Cuando acabamos, mientras ellos revisaban los vídeos de la prueba, yo le daba vueltas a la cabeza. Cuando ellos levantaron las suyas de la pantalla, me miraron preocupados: “¿Qué te pasa, no te ha gustado?”. Mira que les avisé al principio de que cuando pienso me pongo serio… “Todo lo contrario. Mi intención era no deciros nada hoy y consultarlo con la almohada, pero no hay nada que consultar: vosotros sois los personajes. Si los queréis, los papeles son vuestros”. El resto de la noche fue muy divertida, brindis con cava en casa de Miguel incluido.

Después vinieron un mes y medio de ensayos, más o menos uno cada diez días, en los que seguimos afinando diálogos, matizando los personajes y preparándonos para la hora de la verdad.


No voy a pormenorizar aquí las vicisitudes del rodaje una por una, sólo quiero dar las GRACIAS a mis dos protagonistas.

GRACIAS Miguel, por ponerte en mis manos y dejarte someter a todas las putadas por las que pasa tu personaje, por permitir que te maltratásemos (moratones y pisotón en la cabeza incluido), por renunciar a tu veganismo por unos días, por ir de empalmada a currar después de una noche demencial, gracias por aceptar y querer ser Silvestre, porque no sé cómo hubiera hecho esto sin ti. No sé si soy un buen director de cine, me queda muchísimo por aprender, lo que sí sé es que soy un buen director de casting. A las voces que me decían: “no es actor, es un monologuista, quizá no sea capaz de defender el papel”, sólo puedo decirles una cosa: Miguel es monologuista, sí. Y guionista. Y hace animación. Y todo lo hace muy bien. Pero además de todo eso, Miguel Esteban es un ACTOR como la copa de un pino.

GRACIAS Alba, por lanzarte a esta aventura con un desconocido cuando están llamando a tu puerta proyectos mucho más importantes. Gracias por aportar esa espontaneidad innata que no se aprende en escuelas de interpretación, por todas las veces que en el rodaje me apretabas el brazo en señal de apoyo, por fiarte de mí cuando te pedía que hicieras algo que no te convencía, por dejarnos invadir tu casa y hacerte probar más modelitos que Julia Roberts en Pretty Woman, por salvarme la vida trayendo a Paloma (ya verás su escena, te roba el corazón) y a tus encantadoras hermanas Marta y Laura (algún día tenemos que aprovechar todo ese desparpajo y belleza y hacer una versión de Hannah y sus hermanas cañí: Alba y sus hermanas). Te acaban de nominar a un merecidísimo premio Goya, que espero con todas mis fuerzas que te lleves a casa, no por el premio en sí, sino por tu extraordinario trabajo en Verbo, llevando todo el peso de una película en tu primera experiencia delante de una cámara. Eso es una actriz revelación y lo demás son tonterías.

Creo que el mayor halago que se le puede hacer a un actor es no imaginarte a nadie más en ese papel. A mí eso me pasa desde ese primer ensayo con Miguel y Alba. Sin ellos no podría haber hecho el corto que quería hacer. Hubiera encontrado a otros y rodado un corto, sí, pero sería como los Beatles sin George o Ringo. Probablemente hubieran sido igual de míticos gracias al talento de Lennon y McCartney, pero no serían los Beatles que hoy conocemos. Serían otra cosa. Peor, sin duda. (Los Lennon y McCartney de esta historia no soy yo, son mi maravilloso equipo del que hablaré en breve).

Y como a los niños bien educados (y a los ingleses, educados o no) les enseñan a decir siempre “gracias” y “lo siento”, ahora tocan las disculpas.

LO SIENTO, Alba y Miguel, si os he fallado en algún momento, si no he sabido resolver ciertas dudas sobre los personajes, si el agobio me ha hecho ser brusco en ocasiones, si mis indicaciones a veces han sido vacilaciones, si os habéis sentido desamparados como actores en alguna situación. Si os apetece repetir, la próxima vez prometo hacerlo mejor.

En fin, acabo ya, porque está a punto de aparecer el Señor Lobo para decir aquello de “No empecemos a chuparnos las pollas todavía”. Para los descreídos o los que piensen que soy un pelota, sólo decir que todas las veces que he pronunciado el nombre de Miguel y Alba en vano quedan entre el ayudante de dirección, la script, la montadora y yo mismo (y el que estuviese cerca y me escuchase refunfuñar). Si queréis carnaza, comprad la Diez Minutos (dicen que la Reina se comió las uvas sola, llorando por Urdangarín).

2 comentarios:

  1. Hombre, viendo a Miguel Esteban está claro que no buscabas a los mas guapos... :P Bonito post Edu, transmites sobre todo una gran pasión y devoción por tus actores, y creo que si has puesto la mitad de la mitad de esa pasión en el resto del trabajo, el corto tiene que ser la leche.

    Abrazotes!!

    Chemari.

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    1. Cuidao con el Esteban, que es un conquistador...

      Gracias Chemari! :)

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